Tragedia invernal y estrategia de acumulación Jairo Estrada Álvarez Lentamente van quedando en el olvido las dramáticas imágenes de lo que se ha denominado en los medios de comunicación la tragedia invernal. Múltiples lugares de la geografía rural y urbana y más de dos millones de afectados regresan a su normalidad: a la pobreza extrema que reproduce una secular existencia humana precaria. Las causas sistémicas de semejante situación, tales como la destrucción de las condiciones socioambientales por la tendencia histórica de la acumulación capitalista, la escandalosa concentración y centralización de la riqueza y del ingreso, la guerra social impuesta por las clases dominantes o la ocupación del territorio que produce y reproduce la marginalidad social, son soslayadas y, en lugar de ello, todo se presenta como fruto de causas naturales.
Consecuente con una retórica que busca instalar la idea de la ruptura y el cambio en medio de la continuidad, el gobierno de Santos intenta ahora erigirse en el mandato de la reconstrucción. Se ha llegado al extremo de sugerir que podríamos estar frente a un estadista, de esos que “pasan a la historia”, el Roosevelt colombiano. Y ese empeño –de la misma forma que el anuncio oficial del fin de la violencia y el inicio del posconflicto– es una empresa muy bien organizada y calculada, que cuenta además con la orquestación y resonancia de los medios de comunicación.
Lejos del liberalismo social que pudo haber inspirado a Roosevelt en la búsqueda de una salida capitalista de la crisis cercana al ideario keynesiano, la tercera vía de la retórica santista representa más bien una profundización del proyecto político económico del neoliberalismo.
¡El Estado no es usted! Jesús Gualdrón Sandoval El asilo es un derecho de cualquier ciudadano perseguido por razones políticas y/o ideológicas. Es una práctica internacional que apunta a la protección de quienes son hostigados y amenazados por un Estado y sus instituciones en razón de sus convicciones o por hacer uso de los derechos básicos que la comunidad de naciones considera dignos de ser salvaguardados. En ese sentido, constituye una institución de carácter político que puede asumir una modalidad diplomática o territorial, y no es aplicable, en consecuencia, en aquellos casos en los que lo que se persigue es un delito común, un acto criminal contrario a la ley del país de origen de la persona que invoca este derecho.
Por ello, nada más justificado que la profunda indignación expresada por la opinión democrática latinoamericana, en primer lugar, por la panameña, contra la concesión de asilo territorial por parte del gobierno de Martinelli a la ex directora del DAS, María del Pilar Hurtado, a quien la justicia colombiana investiga por su participación en delitos, tales como violación de comunicaciones y concierto para delinquir. Estos delitos, cometidos durante el pasado gobierno de Álvaro Uribe, se inscriben dentro de una enorme gama de violaciones de la legalidad colombiana, de atropellos contra las cortes de justicia, de deslegitimación calculada meticulosamente de la oposición política y de persecución a periodistas independientes, cometidas en el entorno inmediato del entonces Presidente por una elite de funcionarios arbitrarios, que ahora pretenden –recurriendo a la figura del asilo– escapar a la acción de la justicia y presentarse como víctimas a quienes se les restringe su derecho al debido proceso.
Lucha social en calles y fábricas francesas Fernando Álvarez La clase obrera –y, en general, el pueblo francés– viene protagonizando una de las más intensas confrontaciones contra la política neoliberal en suelo europeo.
La pretensión del gobierno de Sarkozy de reformar el régimen pensional imponiendo un aumento en la edad de jubilación se ha convertido en el detonante de una masiva
movilización social que, entre tanto, dura ya varias semanas y está llamada a convertirse en referente de lucha contra una estrategia capitalista que busca descargar el peso de la crisis
sobre los hombros de la población.
Contrario a los maquillajes de la más diversa procedencia, especialmente aquellos mediáticos, que se empeñan en minimizar la crisis capitalista, la situación actual de las
economías europeas representa un caso contundente que demuestra que ésta se encuentra lejos de haber sido superada. La crisis ha acentuado la agresividad del capital ...(sigue en editorial)
América Latina representa en la actualidad la más importante experiencia reciente exitosa de la izquierda a nivel mundial y se ha constituido en referente indiscutible de las luchas anticapitalistas a escala planetaria, al mostrar con anterioridad a la actual crisis capitalista los límites de los proyectos político-económicos del neoliberalismo y las posibilidades reales y materiales reales de explorar opciones alternativas al capitalismo. América Latina es responsable incluso de que la categoría de análisis y acción política Socialismo haya sido rescatada de los anaqueles de la utopía para restablecerse en la cotidianidad de las luchas políticas y sociales en buena parte del subcontinente y situarse nuevamente como horizonte de sociedad de millones de seres humanos.
Violencia y continuidad estratégica del régimen uribista Frank Molano Camargo Varios acontecimientos políticos marcan el inicio de lo que será el régimen de la “Unidad nacional y la prosperidad democrática”, todos presentados por la prensa burguesa como una nueva era de cambios en el esquema de las continuidades estratégicas del régimen uribista.
En estos días, el hecho al que se le quiere sacar el máximo provecho en el marco
del régimen actual es la muerte en un bombardeo aéreo del líder guerrillero Víctor Julio Suárez Rojas, cuyo nombre de combate era Jorge Briceño Suárez, un operativo coordinado desde la base Militar de Larandia en el Caquetá –desde hace años controlada por tropas
norteamericanas– que se da a conocer como plus del discurso de Juan Manuel Santos en Naciones Unidas. La euforia de las sanguinarias elites criollas lleva a que personajes como
el periodista Francisco Santos (ex vicepresidente uribista) plantee que “con la caída del mando militar y campesino del terrorismo por fin habrá paz”. Sin lugar a dudas la clase social que representa Pachito Santos siempre ha creído que es el campesinado colombiano el verdadero obstáculo a la modernización capitalista, y que la forma de superarlo es su liquidación física, social y jurídica. ...(sigue en editorial)
Una larga lucha contra las bases Sergio de Zubiría En septiembre de 2009, el pueblo y el gobierno ecuatoriano cumplieron el sueño
emancipatorio de expulsar de su territorio la base norteamericana de Manta. Inmediatamente
los sectores guerreristas emprendieron la tarea de buscar su reemplazo en la geoestrategia
continental. El gobierno colombiano de Uribe se mostró dispuesto a facilitar ese empeño. De
espaldas a la ciudadanía y los poderes públicos, realizó una alianza militar (Acuerdo del 30
de octubre de 2009) con el Pentágono que servilmente autoriza usar bases áreas y navales,
circulación de personal militar extranjero, ingreso de aeronaves e inmunidad diplomática a
personal militar y civil norteamericano.
El documento Santa Fe IV para América Latina, elaborado por asesores del Pentágono,
llama la atención sobre evitar el “declive” de Estados Unidos a través de impedir el
“vaciamiento” de la capacidad militar norteamericano. En su denominada estrategia
de las siete “D” (defensa, demografía, deuda, democracia populista, desestabilización,
deforestación), la tendencia a la “declinación de Estados Unidos” es la última. Con
indignación leemos en el documento: “la cultura ética/militar ha sido desgastada por el
énfasis en mantener la paz y proteger la fuerza, por la ingeniería social y por una pérdida de
confianza de las tropas en los civiles experimentados y en el liderazgo militar”.
El nuevo presidente y los trabajadores Ricardo Sánchez El próximo 7 de agosto se posesiona como presidente de la República Juan Manuel
Santos Calderón para el cuatrienio 2010-2014, con posibilidad de reelección
para otro periodo.
No se trata sólo de un nuevo presidente sino de la continuidad de un régimen político
consolidado durante los ocho años del ejercicio del poder de Álvaro Uribe Vélez, el del
presidencialismo autoritario y expresa el fortalecimiento de las derechas en todos los órdenes:
en lo internacional, en lo económico, en lo político y en lo cultural.
Santos expresa un modelo clasista y elitista del poder que descansa en la dupleta
liberalismo económico y autoritarismo político, con su articulación a una diplomacia y
política exterior de servidumbre voluntaria a los Estados Unidos. Es la reedición de la Neo
Respice Polum (La Estrella Polar) como doctrina, la cual afi rma que sólo bajo la órbita de
la gran potencia y abriendo la economía a las multinacionales con los parámetros del libre
comercio alcanzará el país progreso y prosperidad. Las modulaciones anunciadas por Santos
de mejorar el clima de relaciones con Ecuador y Venezuela no se inscriben en un cambio
sustancial que supere las grandes y graves contradicciones generadas por la presencia de
bases militares en Colombia y la hostilidad de la derecha internacional.
Todo esto con el aspecto central de que el Presidente saliente y el nuevo Presidente
han logrado un apoyo, no sólo de los de arriba sino de sectores medios y populares. Con la
utilización habilidosa de la propaganda del Estado Comunitario y de Opinión, con el dominio
ideológico-cultural-informativo de las cadenas de radio, televisión y los diarios, se conformó
una opinión pública a favor de la obra maestra del régimen de la Seguridad Democrática, la cual consiste en la utilización de métodos policíacos y militaristas, con sus crímenes de
Estado (falsos positivos, espionaje del DAS), para mantener las formas de capitalismo salvaje,
dividiendo al movimiento social de los trabajadores.
Al contrario de la mayoría de países del vecindario donde la lucha social, política y
cultural está en efervescencia en estos años, en Colombia pese a que se desarrollan luchas de
los trabajadores, estudiantes y de las izquierdas, el movimiento en su conjunto se encuentra
dividido, disperso y huérfano de un programa y de políticas alternativas. Las izquierdas
tendrán que enfrentar el desafío del nuevo gobierno con los trabajadores y adelantar sus
batallas clasistas, democráticas, por la soberanía y la unidad de América Latina.
¡Qué la izquierda construya su propio camino!
Las profundas transformaciones que la sociedad colombiana necesita quedaron nuevamente aplazadas como resultado de la elección presidencial. Muy por el contrario, de ella salió fortalecido el modelo autoritario y antidemocrático que ha venido implementándose en los ocho años de gobierno de Uribe. Por lo tanto, se impuso la línea del continuismo. En su discurso del 20 de junio, Santos reivindica su condición de continuador del proyecto militarista, antipatriótico y hegemónico agenciado por el saliente Presidente, quien, pese a haber sido derrotado en su pretensión de ser reelegido por segunda vez, deja asegurada su herencia: un régimen cuyos fundamentos parecieran sólidos y consentidos mediante el voto de la mayoría de los electores que participaron en las elecciones pasadas
Con relación al gobierno de Santos no podemos hacernos ilusiones. Y ha hecho bien el Polo Democrático en anunciar su oposición al mismo. Pero dadas las condiciones en que tendrá que desarrollarse la lucha parlamentaria –la coalición uribista domina ampliamente el Congreso–, la acción que dentro de él se desarrolle, aun cuando sea muy denodada, seguramente no pasará más allá de la denuncia, como ha sucedido ya en repetidas ocasiones.
Izquierda es expresión de una iniciativa intelectual, cultural y política, que se concibe como parte de los múltiples esfuerzos y las más variadas formas de acción y lucha social y popular, en procura de una sociedad de ruptura con el yugo de la explotación y la alienación capitalistas. La revista es un lugar de encuentro de las múltiples elaboraciones y manifestaciones del pensamiento crítico, que se ha trazado el propósito de producir análisis y opinión para contribuir a la crítica del capitalismo en general y, en forma particular, a sus configuraciones en la sociedad colombiana. Izquierda busca aportar al análisis y la crítica de los rasgos autoritarios, criminales y mafiosos del régimen político, de la tendencia histórica de la acumulación capitalista y de la política neoliberal, de una producción de subjetividades para la reafirmación de la dominación consentida. Asimismo, de las estrategias de intervención y control geopolítico, económico y militar, por parte del imperialismo. Esta publicación tiene como una de sus preocupaciones centrales el devenir concreto de las luchas sociales y populares, sean estas reivindicativas, antineoliberales, anticapitalistas, antiimperialistas, o antisistémicas; aspira a suministrar elementos de juicio para una mejor comprensión de las formas de constitución del sujeto revolucionario hoy, de sus di.cultades, pero también de su potencial. La revista busca aportar al debate sobre la organización política, sobre la izquierda, sobre sus posibilidades y alcances, sobre la perspectiva socialista, sobre la revolución y el comunismo. Izquierda comprende su quehacer como parte de la batalla de ideas, de esa batalla intelectual y política contra las expresiones del pensamiento de derecha, o de aquel preso por la indefinición y la ambigüedad. Izquierda es colombiana, local, pero también latinoamericana. Se concibe como parte del movimiento transformador y revolucionario, intelectual y político que, en forma desigual y diferenciada, con variada intensidad, avanza en América Latina.